martes, 30 de septiembre de 2014

DISTOPÍAS DE UN MORELOS ENTRE EL VICIO Y LA VIRTUD; ENTRE EL LIBERTARISMO Y EL LIBERALISMO - JAVIER CARBAJAL NÚÑEZ


Distopías de un Morelos entre el Vicio y la Virtud; entre el Libertarismo y el Liberalismo. 

(Ensayo ganador del 1º Lugar en el Concurso de Ensayo Estatal del Congreso Bicentenario de los Sentimientos de la Nación)


José María es tu nombre,
Oriundo de Valladolid,
Soñador de un Mejor Mundo,
Ejemplo de un gran hombre.

Morelia por ti se llamó, la
Antigua Valladolid;
República y Patria nos diste,
Independencia y Constitución,
Admirable general.

Morelos, Nicolaita
Orgullo de la Nación,
Recibe la admiración
En este bicentenario,
Lealtad y gratitud a tu
Olímpico regalo, tus
Sentimientos de la Nación.

(María Guadalupe Calderón Corona[1])

Javier Carbajal Núñez

Sienta usted, dama o caballero, cómo bombea sangre su corazón hacia todo el cuerpo cuando la batalla entre la vida y la muerte asecha. Cuando la libertad y la opresión se tienden a duelo forcejeando el porvenir de una nación. Y es que hubo una vez un hombre en estas tierras que cualquier leyenda que se parara a su lado tendría que alzar el cuello y las puntas de los pies para aspirar a alcanzar sus hombros, pero no grande por superioridad ególatra, sino por humildad, visión y fuerza dirigida al cambio, la libertad y la independencia.

Aquél que dijo: “morir es nada, cuando por la patria se muere”, aquél que Napoleón Bonaparte admiraría y diría que como él “denme 3 y conquistaré el mundo.” Quien comenzó la independencia de la Nueva España de la corona española al lado de Miguel Hidalgo, mismo héroe que lo inspiraría tras varias entrevistas y misivas, para que creara lo que hoy día conmemoramos con un bicentenario, ese importantísimo documento llamado Los Sentimientos de la Nación.

Y para hablar de Los Sentimientos de la Nación, querido amigo lector, requerimos más que hacer uso de nuestra agraciada y presumida razón, y es que, si un texto político es capaz de ponernos senti-mentales, es el referido, e incluso más allá de la razón y el sentimiento, resulta pertinente hacer uso de la fantasía para dimensionar la importancia de la vida del Generalísimo[2] José María Teclo Morelos Pérez y Pavón, humilde Siervo de la Nación,  y los sucesos que tuvieron que ocurrir para darle existencia a ese documento que escribió con su puño y letra presentándolo en voz del abogado Juan Nepomuceno Rosáinz[3], su secretario particular, ante el Congreso de Anáhuac un día 14 de septiembre del año 1813 en Chilpancingo, para entonces y nunca más, la Nueva España.

La importancia de este documento que consta de 23 artículos, los primeros 22 escritos por Morelos y el vigésimo tercero escrito por el “El Supremo Congreso Gubernativo de la América Septentrional” tal y como él mismo lo nombró –para efecto de creación de leyes-, es inexorable pues fue el primero en fijar una constitución que normaría la vida de una nueva Nación[4]: la América mexicana, “…libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía…”[5]

Siendo tal su importancia, echemos pues a andar la fantasía y vislumbremos lo que hubiese sucedido en ciertos momentos clave de la vida de Morelos si la complejidad de hechos que tuvieron que ocurrir para que se crearan los Sentimientos de la Nación hubiese sido distinta y, a manera de efecto mariposa, en donde al cambiar un factor por mínimo que parezca, se altera el producto y, en nuestro caso, toda una realidad social en donde las cosas hubieran tenido un devenir totalmente distinto, inesperado y terrible.

Tan sólo pensemos en aquél joven José María, hijo de carpintero[6] -al igual que aquél otro mártir con el que seguramente se habría identificado pues él era un joven religioso-, que ni escribir sabía, oriundo de Valladolid, hoy Morelia, lo que él mismo definiría para entonces como un jardín; quien tuvo que trabajar de arriero porque jamás consiguió que le hicieran válidas las tierras de su abuelo fallecido y quien se tuvo que hacer sacerdote pues era la condición que dejó por escrito el abuelo para que lograsen adquirir la herencia y, además, en aquella época, vestir sotana y crucifijo era de lo más cool y significado de estar in, señala Alonso Hurtado (2003), pero así se forjó un espíritu  grandioso a medida que el pueblo le confesaba sus pecados y éste iba reconociendo los sentimientos de su nación.  (Distopía 1): Obtuvo las tierras de su abuelo, su estatus económico se elevó y llegó a ser un hacendado egoísta, opulento y de alcurnia que poco lo importó la independencia.

Él era un joven pueblerino, alegre, incluso sarcástico, que gustaba de la muchachada y estaba presente en todas las fiestas parroquiales en donde se tomaba charanda que es la bebida alcohólica  típica de Michoacán, equivalente al mezcal pero extraída de la caña. (Distopía 2): Cayó en el vicio de la bebida y se convirtió en el borrachito del pueblo. Solía pelear con los extranjeros y deliraba diciendo que él independizaría a la Nueva España; al final murió de una congestión alcohólica.

Entra a estudiar al Colegio de San Nicolás Obispo a los 25 años de edad entre 1790 y 1795, periodo donde paralelamente el mismísimo cura Miguel Hidalgo y Costilla ejerció como rector antes de ser despedido por aceptar la instrucción jesuita y no la franciscana, que era la aceptada. José María destacó y recibió honores por sus elevados conocimientos y profundos valores.

Siendo él el mayor del aula, pues la mayoría de sus compañeros rondaban entre los quince años, y aunque posiblemente fuera el “abuelo” o “ruco” de la clase, esta situación le favorecía pues para entonces él ya era un joven templado, autodidacta y podía discernir mejor los contenidos a diferencia de sus inquietos compañeros. (Distopía 3): Morelos entró a la escuela en la edad regular y su conducta fue indisciplinada por lo cual tardó años en educarse, no fue reconocido y no tuvo a Hidalgo como rector y por tanto su motivación no fue la misma en la lucha de independencia pues la figura de Hidalgo poco representó para él.

Humberto Aguilar Cortés[7] (2013) intuye que el joven José María, interesado por el conocimiento, comienza a leer autores como “Charles Fourier y G. Lefranc, que vienen a ser las referencias de Proudhon, toda vez que de los primeros pensadores franceses sus libros se encontraban en 1789 en la biblioteca del Colegio de San Nicolás…”. Curiosamente, autores clave para el estudio de la filosofía libertaria y la ideología anarquista.

Concordante con la filosofía libertaria, encontramos previos a los Sentimientos de la Nación, incluso en la misma libreta donde los escribió, un escrito que databa de un par de meses antes que se llamaría “Medidas Políticas que deben tomar los jefes de los ejércitos americanos para lograr sus fines y evitar la efusión de sangre de ambas partes”, documento que sería enfrentado contra los “Elementos Constitucionales o puntos de nuestra Constitución” de Ignacio López Rayón[8] creado en 1812, documento previo a los Sentimientos de la Nación, que sería producto de la “meditación profunda, de la quietud y de la paz” y pretendería “fijar la felicidad” de la nación y “manifestar a los sabios cuáles han sido los sentimientos y deseos de nuestro pueblo”, pero no como una legislación, sino como un preludio de una constitución.

Morelos, al recibir en su correspondencia los Elementos Constitucionales y a pesar de que eran similares a los Sentimientos de la Nación, los desaprobó y principalmente lo hizo tachando el nombre de Fernando VII como en quien dimanaría el poder y haciéndole observaciones en los artículos 5, 14, 17, 19, 20, 37 y 38. Para Morelos el poder tendría que dimanar inmediatamente del pueblo[9].  (Distopía 4): Rayón con su megalomanía y afán de convertirse en héroe, no le envió la correspondencia a Morelos y armó, un año antes, su propio Congreso presentando los Elementos Constitucionales como una verdadera constitución.  Así retrasó la independencia pues Fernando VII siguió en el poder legítimanente, ya bajo ley de la nueva nación y a Napoleón Vonaparte le hubise sido fácil adueñarse de  la Nueva España pues tenía capturado a Fernándo VII y el pueblo seguiría con el paradigma de que de los extranjeros tiene que dimanar el poder.

Humberto Aguilar Cortés (2013), en su análisis del sentimiento doceavo, publicado en el libro conmemorativo de los Sentimientos de la Nación por la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán, hace un rico contraste de ese documento escrito por Morelos llamado “Medidas Políticas que deben tomar los jefes de los ejércitos americanos para lograr sus fines y evitar la efusión de sangre de ambas partes” y lo pondera citando ideas primeramente de los Sentimientos de la Nación y en seguida del de Medidas Políticas…, resultando impresionante la diferencia en la forma de expresión de Morelos que rebasa el puro discurso y atenta de una manera radical contra la vida social:

Una cosa es decir que la ley es superior a todo hombre, y otra muy diferente es sostener que la nación tiene enemigos y que éstos son los ricos, los nobles, los empleados, los criollos y los gachupines; y también es muy diferente señalar que se moderen la riqueza y se disminuya la pobreza, respecto de “destruir las haciendas de metales, sin dejar rastro”; una cosa es que el pobre reciba un jornal, para mejorar sus costumbres, alejarse de la ignorancia, la rapiña y el hurto y otra muy distinta que los pobres estén autorizados a considerar enemigos a los ricos, nobles y empleados, para despojarlos de todo su dinero y de los bienes raíces o muebles que tengan; y una cosa es “destruir lo antiguo… para reedificar” lo nuevo y otra muy distinta es que una Buena Ley debe salir de un Congreso que está compuesto por personas que provienen de diversos estratos sociales. (P. 156)

Notamos pues a un Morelos más como guerrillero y anarquista que como estadista y constitucional. ¿Qué pasó con Morelos? Conjeturamos dos posibilidades; la primera es que era lo que se requería para la situación: la guerra y el desconocimiento del gobierno virreinal, o bien, que como ese era un documento previo a la legislación y únicamente para jefes militares, por obvias razones sería más bélico que pacifista pues para construir una nación, como bien lo sabían los españoles, primero había que destruir la anterior.

Ya en los Sentimientos de la Nación, Morelos muestra templanza, moderación y reluce una estirpe más de liberal que de libertario, incluso ya Morelos instituye la propiedad privada como ley y su pena a los infractores que no respeten ese “asilo sagrado”[10]. De hecho, Ma. Guadalupe Calderón Corona (2013) en su análisis sobre el sentimiento vigésimo primero en el libro anteriormente citado, muestra que para que Morelos hiciera la separación de los tres poderes de Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, habría retomando a Montesquieu y sobre el concepto de “Soberanía” habría retomando a J. J. Rousseau[11], autores que claramente fueron librepensadores.

Así como también Ma. Cristina Torres Pacheco[12] nos dice que estuvo influenciado por las ideas de John Locke y de Blackstone, filósofos ingleses que ya antes habían promovido la separación de los tres poderes, al igual que, por su parte, estaba informado de las constituciones de Virginia, E. U. (1776) y de Francia (1791) que le apostaban a este mismo sistema de gobierno. (Distopía 5): Morelos se quedó en su etapa de anarquista y militar y en su arrebato bélico muere sin antes pasar a su etapa constitucionalista y crear los Sentimientos de la Nación.

Para concluir, podemos decir que estas 5 fatales realidades fueron posibles en la vida del Siervo de la Nación y el futuro de México, pero a pesar de los avatares de su vida y las vicisitudes de la historia, Morelos fue un hombre excepcional que con gran visión pudo luchar estratégicamente desde lo militar hasta lo legislativo, acorralando así a los españoles y dejándoles sólo una puerta abierta: la de salida.

Al respecto de la inmutabilidad y necesaria razón de ser de los hechos que ocurrieron y las ideologías que demarcaron la ruta para la conformación de esta nación a través de ese valioso documento, Rodrigo Guerra (2012) señala que:
La historia es una realidad; la consistencia ontológica del pasado histórico es peculiar, contingentes que sucedieron en un cierto momento de lo que fue adquieren inmodificabilidad, nos muestra que todo lo que hacemos en el fondo adquiere un significado en el reino de lo necesario y absoluto; lo que fue puede identificarse sin más con nada. (P. 167).

Siendo cierto esto, fue necesario que Morelos fuera sacerdote pues poseía un poderío enorme ante el pueblo como una figura paternal, figura que como sabemos constituye la base de la cultura occidental y las dinámicas familiares, si no ahora, al menos sí para ese tiempo;  y a su vez, padre (en términos religiosos) como aquél que está conectado directamente con la palabra de Dios, y si aquél que hablara con Dios demandaba la guerra, así se haría.

Por otro lado, el hecho de Hidalgo emprendiera la lucha con un estandarte de la Virgen de Guadalupe y luego Morelos escribiera por ley constitucional que se celebrara el 12 de diciembre como el día oficial de la “patrona de nuestra libertad, Martía Santísima de Guadalupe”[13], da a pensar que ya para entonces intuían lo que para 1895 Gustav Le Bon llamaría “la psicología de las masas”, en donde toda masa, para su movilidad requiere de imágenes que sirvan como símbolos de afectividad y de líderes que guíen…

Todo esto fue un requisito necesario para que se diera la lucha, así como la influencia teórica de Morelos, posiblemente libertaria y posteriormente liberal, que aunque parezcan contradecirse, supo hacerlas suyas y utilizarlas estratégicamente para cada preciso momento; y así también, la ayuda de sociedades secretas de gente inmiscuida en todos los ámbitos de la vida social como los Guadalupes con quienes tenía correspondencia y le enviaban conocimientos teóricos e ilustrativos de lo que sucedía en la ciudad de México para su táctica.

Morelos, través de los Sentimientos de la Nación, instituyó la virtud, las artes, el conocimiento y derrocó el esclavismo, el racismo, la ignorancia, el hurto, la tortura e instituyó la rotación de bocales elegidos para regir la nación.[14]; todo esto lo podemos encontrar en esos 23 artículos de los Sentimientos de la Nación. ¿Nos suena raro, verdad? Pues así fue, desde esa época Morelos sabía lo que se necesitaba para construir una nación prodigiosa. Lamentablemente y a pesar de toda su lucha nuestro presente resulta distópico también puesto que no hemos cumplido con algunas de las más importantes máximas de su legado.

Convoco así, a que en este bicentenario de los Sentimientos de la Nación, retomemos estas leyes y las contextualicemos para reconstruir en el presente una Nación virtuosa, como lo deseó y lo fue el gran Morelos, pero desde luego contextualizándolas y adecuándolas al presente, en donde por ejemplo, los artículos que refieren a la religión católica sean eludidos pues fueron necesarios para su momento pero para nuestro presente y desde 1917 tenemos en claro que el culto religioso debe ser una actividad libre e independiente del Estado.
¡Por un México libre e independiente, sintamos la Nación mexicana!


  
Referencias:
GUERRA, R. (2012) Los Sentimientos de la Nació y la Hipótesis Cristiana. Independencia e Ilgesia: CEM, Impresora Varel: México.

HURTADO, A. (2003) J. María Morelos. Grandes Mexicanos Ilustres: Dastin, S. L.: España: Madrid.

LÓPEZ, F. (2002) Los Sentimientos de la Nación y su Esencia: La Voz de Michoacán: México: Michoacán.

REYES, S. (2000) Sentimientos de la Nación. José María Morelos: Ediciones Michoacanas: México: Michoacán.

REYNA, J., LÓPEZ, Ma., ARROYO, S., HERRERA, J., TINOCO, V., PÉREZ, H., TORRES Ma., BRIBIESCA, G., RAMOS, F., MENDOZA, J., CALDERÓN, F., AGUILAR, H., GONZÁLEZ, A., OSEGUERA, D., CHÁVEZ, H, DE DIENHEIM, C., MORALES, Ma., COLOR, R., ARÉVALO D., MAGAÑA, J., CALDERÓN, Ma., ESTRADA, J. y AGUILAR, M. (2013) Sentimientos de la Nación. Edición Conmemorativa del Bicentenario: Editorial Morevalladolid: México: Michoacán.

Secretaría de Educación Pública (1997) Historia de México. Sexto Grado: Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos: México. D. F.

TREVIÑO, J. H., VÉLAZQUEZ, R., TREVIÑO, M. H., SOLÍS, A. (2008) Historia de México. Secundaria: Ediciones Castillo: México: D. F.

ZÁRATE, J. (1974) México a través de los Siglos: Editorial del Valle de México S. A.: México: D. F.




Notas:





[1] Dra. en Derecho y profesora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
[2] Título que le es asignado por el Congreso de Anahuac como mayor jefe del ejército de independencia pero él mismo lo rechaza pues no lo creyó digno de sus cualidades, sin embargo, el pueblo, el ejército y el mismo congreso rechazaron su denegación y por fin aceptó, bajo cuatro condiciones, pero también asumiéndose como Siervo de la Nación.
[3]  “Quien tenía una personalidad de entre militar, político y matón” dice Humberto Aguilar Cortés.
[4] Tanto Morelos como Hidalgo en sus escritos escriben “Nación” iniciando con mayúsculas y desde allí podemos notar el valor que le daban al proyecto de independencia y la constitución de un nuevo régimen.
[5] Fragmento del 1° artículo de los Sentimientos de la Nación.
[6] Quien lo abandonó dejándole con su madre y un hermano para luego volver a los 10 años sólo a embarazar de nuevo a la madre de José María e irse de nuevo, dejando así a una niña en el porvenir.
[7] Lic. en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UMSNH y catedrático de la misma. Idea que apunta en su análisis sobre el artículo 12° de los Sentimientos de la Nación en el libro conmemorativo publicado en 2013 por la Secretaría de Cultura de Michoacán.
[8] Quien pretendía ser el siguiente líder de  independencia después de Hidalgo, por ser su más allegado pero Morelos se le adelantó en esa tarea pues tras un fugaz encuentro con Hidalgo quien le encomendó “levantar el sur” ganó batallas y el reconocimiento de la gente y se posicionó como el máximo líder en su momento.
[9]  Idea del artículo 5° de los Sentimientos de la Nación.
[10] Artículo °17 de los Sentimientos de la Nación
[11] En el artículo 5° de los Sentimientos de la Nación aparece la división de los tres poderes y el concepto de soberanía, el cual dimanaría del pueblo.
[12]  Licenciada en Derecho y magistrada del Supremo Tribunal de Justicia de Michoacán.
[13] Artículo °19 de los Sentimientos de la Nación.
[14] Ideas plasmadas en los artículos °10, °12, °18 y °7 de los Sentimientos de la Nación.



Acerca del autor: 

Psicólogo egresado de la Facultad de Psicología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Diplomado en Historia de la Filosofía como Práctica Existencial. Diplomado en Psicoterapia de Niños y Adolescentes. Ha publicado en dos libros y diversas revistas. Presentación de ponencias en la UNAM(DF), UAQ(Qro.), CUC(Pto. Vallarta), facultad de artes, letras, filosofía y psicología (UMSNH) 1º Lugar en el concurso internacional de ensayo en honor al Ignacio Ramírez "El Nigromante". Lugar en el concurso estatal de ensayo del Congreso Bicentenario de los Sentimientos de la Nación. Reconocido por la Fundación México con Valores por ejercer los valores de Superación Constante y Disciplina en el ámbito profesional en favor de una sociedad más positiva y justa. Fundador y Director de Espacio Multidisciplinario para el Aprendizaje de las Humanidades [EMAH]; emprendimiento apoyado por la red mundial de emprendedores sociales Ashoka. Consejero Juvenil Ciudadano de Morelia en la Comisión de Emprendedores. Tallerista en el programa "De la Secu a mi Barrio" de la UMSNH. Artista urbano con 10 años de trayectoria y cuenta con un EP de música rap.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

ARCO IRIS EN LA NOCHE - Édgar Omar Avilés


ARCO IRIS EN LA NOCHE
Édgar Omar Avilés


—¡Extra, extra, Dios ha muerto, Dios ha muerto! —gritaba con voz ahogada el viejecillo alemán que había llegado a extinguir sus últimos años al asilo municipal. Para ganarse unos centavos, hizo trato con el dueño de un puesto de revistas para ofrecer en el asilo los periódicos que no se le vendieran por la mañana.
Mi amigo y yo detuvimos nuestros pasos para comprar un ejemplar. Tomamos un respiro hondo. Cuando saqué de la bolsa de mi pantalón un par de monedas, la foto de Marianela salió junto con ellas. Suspiré al recordar lo buena y lo bella que fue antes de que el cáncer la convirtiera en todo aquello que no debe ser la vida. Le di un beso y con mucho cuidado la volví a meter al saquito de franela que usaba por cartera.
Ya sentados en una desvencijada banca del jardín del asilo, acomodamos los bastones y me coloqué los lentes. Uno de los cristales se había estrellado días atrás, pero aún me era posible leer las letras grandes. Las palomas, siempre gordas como pollos, comían de los granos que algún otro les había aventado.
—Me da gusto, tenía siglos enfermo. Creo que por eso no había podido hacer nada por la humanidad desde hacía tanto —le dije a mi amigo con mucha seguridad. Como pueden suponer, en realidad el periódico no hablaba de eso. El alemán siempre inventaba titulares.
—Morir es bueno. Quizás en el Otro Mundo yo recupere la vista…
—Sí, es posible… —hice un silencio para tragar saliva—. En la nota dice que por eso últimamente los truenos de las tormentas se escuchaban cada vez más terribles. Eran los gritos de dolor del pobre de Dios.
Mi amigo ya no recordaba su nombre, ni si tuvo alguna vez algún familiar. Platicarle las noticias de ocho columnas inventadas por el alemán era mi forma de regalarle y regalarme un poco de magia entre tanta realidad.
Hacía meses que no llovía. Creo que se hablaba de una sequía planetaria producto de algunos abusos de la humanidad. Continuando con uno de los titulares inventados del alemán, en varias ocasiones aproveché para contarle de lluvias torrenciales y de truenos tremendos mientras estábamos resguardados en el bunker, protegiéndonos de los bombardeos. Afortunadamente para él, además de ciego, había perdido mucho de sus capacidades mentales. En realidad, la mitad de los viejos del asilo estaban ya bastante locos.
—Al final de la nota dice que ahora Dios es un fantasma. Que no puede hacer nada por el mundo real, pero ahora es todopoderoso en el mundo de los sueños —la luz del ocaso hechizaba con sombras gigantes todo el asilo.
Se quedó con la boca abierta, como imaginando algo hermoso. Luego sacó un par de paletas de azúcar quemada y me ofreció una. La acepté con mucho gusto. Mientras saboreábamos nuestras paletas, se deslizó un silencio como hojarasca, que aprovechamos para disfrutar los aleteos de lechuzas y los chillidos de ratas que el viento resoplaba. Miré el reloj. Ya era muy noche. Faltaba poco para que la enfermera, enojada, viniera por nosotros si no regresábamos por nuestra propia cuenta. Estaba por indicarle que ya nos retiráramos, cuando señaló algo:
—Mira, mira… —dijo. Yo seguí su dedo hasta dar con un arco iris que nacía bajo una Luna casi llena. Los viejecitos salían de todas partes para bañarse con aquella luz, brincando con fuerzas nuevas, con pieles planchadas y pantaloncillos cortos.
—¿Pero qué demonios sucede…? —pregunté en un balbuceo.
—Quizás, Édgar querido, llegaste al estado de locura de los otros viejos del asilo —me dijo Marianela que ahora estaba a mi lado. Sin comprender su presencia ni nada de lo que estaba pasando, la abracé sollozando, sintiendo entre miedo y alegría.
Tras un par de minutos, casi por instinto regresé la mirada al periódico. Me acomodé los lentes y me dispuse a leer aunque las letras no fueran muy grandes, pues en los verdaderos titulares informaban que un avión había lanzado bombas y metralla en un asilo. Pero ella me pidió con la mirada que no lo hiciera.
—Tienes razón: no vale la pena saber si ese asilo es o no es éste… —dije apretándole la mano.
—O quizás ahora estás dormido o eso que has llamado vida era el sueño de otra cosa, y entonces el fantasma de Dios… —me respondió sonriendo. Completó la frase con sus ojos iluminados de Luna.

—¿Sabes?, no hay nada más hermoso que un arco iris en la noche —susurré mientras me abrazaba con ternura.



Acerca del autor:

Édgar Omar Avilés (Morelia, Michoacán, 1980) es autor de los libros de cuentos No respiramos: Inflamos Fantasmas (Posdata Editores/INBA, 2014), Cabalgata en Duermevela (Tierra Adentro, 2011. Premio Nacional de Cuento Joven Comala); Luna Cinema (Tierra Adentro, 2010. Premio Nacional de Cuento de Bellas Artes San Luís Potosí); Embrujadero (Secum, 2010. Premio Michoacán de Libro de Cuento Xavier Vargas Pardo); La Noche es Luz de un Sol Negro (Ficticia, 2007. Mención  honorífica en el Premio Nacional de Libro de Cuento Agustín Yáñez). De la novela Guiichi (Progreso, 2008). y del libro de ensayo La VALÍStica de la realidad (Secum, 2012; Premio Michoacán de Ensayo María Zambrano). Es antologador de Antes de que las letras se conviertan en arañas (IMC, 2006) y Bella y brutal urbe (Resistencia, 2013). Es licenciado en comunicación por la UAM y maestro en Filosofía de la Cultura por la UMSNH.



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